photo yop.jpg photo Nous.jpg

sábado, 27 de julio de 2013

Bucatini con Salsa Pomodoro (Vegetariano)


Ingredientes:

  • Pasta larga Bucatini 500 gramos
Salsa:
  • 4 Cucharadas soperas de Aceite de oliva.
  • 140 gramos de Cebolla.
  • 1 Zanahoria rallada fina.
  • 1 Diente de ajo machacado.
  • 2 Varas de apio pelado y cortado en cubitos.
  • 5 Hojas de Albahaca.
  • 300 gramos de Puré de tomate.
  • 3 Cucharadas de Pesto Rosso (Búsquenlo en los supermercados, viene envasado).
  • Sal y Pimienta negra molida.

Preparación:
  • Calienta el aceite de oliva en una cacerola, agrega la cebolla y el ajo y cocínalos por 2-3 minutos a fuego lento para que suelten su jugo.
  • Agrega el apio, la zanahoria y cocina por 5 minutos más.
  • Incorpora el puré de tomates, el pesto, la albahaca, sal y pimienta.
  • Revuelve y cocínalo a fuego lento por 15 minutos a olla tapada (revolviendo de vez en cuando).
  • Una vez que esté listo, retira del fuego y guárdalo para que repose.
  • Una vez terminada la salsa, prepara los fideos según las indicaciones del envase, agregándoles un poco de aceite y un poquito de sal (si eres un fan del laurel, sólo por esta vez deberás obviarlo ya que modificará el sabor de la salsa).
  • Luego de escurrir rocía los fideos con un poco de aceite de oliva. Sírvelos inmediatamente junto con la salsa en reposo.
  • ¡Y listo! Otra receta más con la que puedes sorprender a tus seres queridos y tener a tus amigos o familiares vegetarianos contentos.

Sugerencias:

Nuevamente, esta receta está pensada para 4 personas con porciones justas. Si quieres porciones más grandes o recibes más gente... multiplica los ingredientes por 2. No va a faltar el que quiera repetir la porción :).

Como la mayoría de las pastas con salsas rojas, te recomiendo un buen Vino Tinto.

Es un plato LIVIANO, tenlo en cuenta y prepara una rica ensalada para acompañarlo, así a tus comensales no les da hambre tan rápido.

viernes, 26 de julio de 2013

Pad Thai de Pollo con Camarones


Ingredientes:
  • 200 gramos de Pollo picado.
  • 100 gramos de Camarones.
  • 1 Diente de ajo.
  • 1 Cucharada de jengibre rallado.
  • 3 Cebollines.
  • 1 Taza de diente de dragón.
  • 2 Huevos.
  • Aceite.
  • Ají verde en rodelas finas (Depende del gusto de ustedes, si les gusta picante pueden usar otro ají)(Si no te gusta picante puedes obviarlo, pero créeme es mejor darle un poco de sabor con el ají).
  • 50 gramos de Maní sin sal.
  • 1 Paquete de fideos de arroz de 250 grs.
  • 2 Cucharadas soperas de aceite de sésamo.
  • 2 Cucharadas soperas de salsa de tamarindo.
  • 2 Cucharadas soperas de salsa de ostras (4 Cucharadas soperas de salsa Blanca/Bechamel si no les gusta la salsa de ostras).

Preparación:
  • (Si vas a usar Salsa blanca/Bechamel, prepárala antes de empezar a cocer los fideos).
  • Sigue las instrucciones del envase de los fideos para prepararlos y mientras tanto saltea el ajo, el jengibre, el ají, los cebollines y el pollo en un poco de aceite.
  • Después de sellado el pollo, agrega los camarones, la salsa tamarindo, el aceite de sésamo y la salsa de ostras/blanca.
  • Deja reposar unos minutos y luego agrega los tallarines, los cuales deben estar un poquito crudos todavía. Éstos (los tallarines) deberían absorber la salsa y el fondo de la olla debe estar siempre seco.
  • Corre los tallarines hacia un lado y cocina los huevos en la mitad disponible. Cuando estén casi cocidos mézclalos con los tallarines. Agrega en este minuto el maní y el diente de dragón.
  • ¡Y listo! Una receta con la que puedes sorprender a tus amigos, compañeros de trabajo, familiares e incluso... ¡Para provocar envidia a la suegra!

Sugerencias:

Chic@s, esta receta está pensada para 4 personas con porciones medidas, si a tí o a tu pareja o a los miembros de tu familia les gusta comer un poco más, tienes un glotón/a en la familia o simplemente quieres servir porciones más grandes, MULTIPLICA POR DOS TODOS LOS INGREDIENTES. Piénsalo de esta forma... siempre es mejor que sobre a que falte, así tendrás más para la noche.

Este plato es PESADO debido a sus ingredientes. Acompáñenlo con vino blanco tibio (Así es... TIBIO). Absténganse de tomar bebidas o jugos helados y por ningún motivo tomen cerveza, ya que esta mezcla puede provocar dolor de estómago.

Ristar para Consola SEGA


Juego: Ristar, más conocido como Ristar the Shooting Star.
Plataforma: Sega Game Gear.
Marca: SEGA.
Año: 1995.
Horas de juego aproximado: 5 horas.
Récord de Himeko: 4 horas con 4 minutos (modo Normal) - 29/07/2013.

¡Buenas, chic@s!

Cuando era pequeña solía jugar en PC este juego. Siempre quise probarlo en la consola SEGA, pero en el 2000 y en estos tiempos, sólo me es posible jugarlo con emulador descargado de internet.

Si desean descargar el emulador pinchen aquí. Para descargar el juego, hagan click aquí.

Era uno de esos juegos que me enervaban y me dejaba pegada a la pantalla por horas (no sé cómo pudo haber sido mi vida sin juegos).

Llevaba semanas intentando recordar el nombre y hace un par de días lo volví a descargar y a jugar, después de una larga búsqueda por distintas páginas. Y no comprendo cómo me costaba tanto pasar las etapas, se nota que la vejez y mi simplificación se hacen ver.
¿Acaso a ustedes no les pasaba que se metían de tal manera en un juego que se sentían parte de él o el mismo personaje principal? Yo era de esas niñas que no podía separar el mundo real con el del juego como lo hacía mi hermano mayor. Él, hoy en día, es un gamer más. Un gamer pro.

No tengo mucho que decir del juego, es simple, de colores cálidos, "para niños" como diría mi hermano, pero la trama es, particularmente, muy adorable y entretenida. Es un juego que fácilmente se pasa en un día o en un par de horas. Yo no he podido pasarlo aún, ya que le di la chance a mi hermano menor para que pasara una etapa y me hizo perder todos los continues, así que gracias, SÍ A TI, gracias, porque tendré que volver a jugarlo y ni siquiera pude guardar.

A continuación unos de mis momentos:




Himeko.-

jueves, 25 de julio de 2013

Capítulo 3: Una divertida noche, Parte 1.


Si bien había dicho que la casa de Connie era enorme, ahora me quedaba clara la diferencia entre una mansión y una mega casa… era grotescamente enorme. 
Me pregunto ¿Para qué quieren tantas habitaciones? Tener que limpiar tanto… mantener una casa así debe ser un lujo y un gasto energético enor… Ah… claro, se me olvidaba que para eso tienen mucho dinero y muchos sirvientes…
Todo en esta ciudad parece ser enorme… las casas, los colegios, los autos, las bibliotecas… ¡Los centros comerciales!



Pero bueno, estamos aquí y les describiré un poco como es la casa… grande, gigante, de color blanco invierno, estilo inglés y tejas grises. Tiene una hermosa entrada con un pequeño puente y algo que parece un mini lago natural, con hojas de lily y peces… muchos pececitos de colores.




Las chicas iban todas preciosas, me sentía un poco mal por estar usando un 
chal de piel para abrigarme un poco – aunque las chicas me dijeron otro nombre para el chal, que no comprendí, o por lo menos no retuve –y no era sólo eso… los pies y tobillos me dolían con los tacos que me proporcionó Sveta ¡Y no llevaba ni 10 minutos con ellos! Definitivamente ésta sería una laaaaaaarga noche, laaaarga y dolorosa.

- ¿Puedes cambiar esa cara? – Sveta me miraba mal – Está bien, duele porque es la primera vez que usas tacones, pero deberás acostumbrarte.
- Lo sé… pero ¿Puedo no usar el abrigo o chal o como se llame? Me siento mal usando piel de animal.
- Es sintética… - Gia me miraba como si fuera la chica más estúpida del mundo - ¿Cómo se te ocurre que alguna de nosotras va a permitir dañar animalitos de esa forma?
- Pues…
- ¡Nada de nada cariño! – Sophie me agarró de las manos y me miraba con algo que podría definir entre tristeza y terror manipulador – No podríamos hacerle eso a ningún animal. Está hecha de fibras acondicionadas y es de tan alta calidad que sólo los curtidores y diseñadores notan la diferencia de lejos – soltó mis manos y tocó el chal – Pero al tacto se nota la diferencia.
- Pues a mí no me parece…
- Lee la etiqueta Gabi – Connie rodó los ojos y giró el chal por el lado de la etiqueta - ¿Lo ves? Dice “Fourrure: Synthétique”.
- Ups… jejeje – Ahora todas me miraban como si fuera la más tonta del mundo.
- Buenas noches señoritas.
- Buenas noches.
- Por acá por favor.

El hombre que nos recibió no tendría más de 25 años y para ser el mayordomo que hacía la recepción, debía ser bueno en su trabajo. Nos guió hacia la parte de atrás de la mansión y allí había un gran coctel bajo una terraza del tamaño de mi casa.

- Al principio te va a parecer muy formal – Connie se acercó a mi susurrando – pero verás en lo que se transforma luego de que los padres entran a casa.
- ¿Transforma? No me digas que es como las fiestas salvajes que se ven en las películas americanas.
- Exacto – Y finalizó con una risita inocente, si, de esas jijiji.

Y era muy cierto… por un momento la fiesta era bastante aburrida, los mayordomos pasaban con cócteles de fruta, sin alcohol por supuesto, para nosotros y para los mayores había diferentes tragos - la gente se reunía en grupos hablando de cosas de las que yo no sabía nada -.

Imagínense algo así como una fiesta de matrimonio; Elegante, radiante, pero de gente aburrida, más bien, imagínensela con buena música, pero nadie en la pista. Música que se desperdicia ya que tanto hombres como mujeres obviaban la armonía que se formaba entre el saxofón, el cello y el piano. Mayores hablando sobre negocios, fortuna, política y viajes. Jóvenes opinando de lo mismo, obviando los negocios por supuesto, y chicas que no sabían conversar de algo que no fuera maquillaje, actores famosos y lo último en moda.

Era la típica etapa de los “grupitos” y todos tenían un aire de superioridad que me ponía algo nerviosa. Veía como Sveta, Gia, Sophie y Connie se desenvolvían con naturalidad, con elegancia y muy resueltas, en cambio yo, parecía borreguito saludando con un tembloroso “ho-hola” a los que se acercaban y me miraban como bicho raro.

- Hola – me dijo un chico alto de pelo rubio, un adonis… - ¿Cómo te llamas?
- Hola… Gabriela ¿Y tú?
- Ahhh eres la nueva, yo soy Klaus Weissman.
- Ah, recuerdo que te presentaste en clase.
- Si estamos en la misma ¿Y tú de dónde conoces a mi hermano?
- ¿A tu hermano?
- El cumpleañero…
- Ouh, no, la verdad no lo conozco, Co…
- ¡Klaus! ¿Cómo estás? – Connie se acercó a mí y se agarró de mi brazo.
- ¡Conicha! – Klaus la abrazó con fuerza – Super bien ¿Y tú?
- Bien cariño ¿Te gusta como se ve Gabriela? – Connie me agarró de la mano y me giró, yo sólo podía alucinar.
- Pues no te ves nada mal Gabriela.
- Gra-gracias.
- Nos costó convencerla pero pudimos traerla.
- ¿Hablas de tu séquito de locas? – Klaus levantó una ceja y movió un poco su cabeza apuntando discretamente con su gesto a las chicas.
- No somos un séquito y mucho menos estamos locas – Sveta miraba con furia a Klaus mientras se acercaba.
- Sabes que me encanta molestarte Svetlana.
- Recuerda que fui yo quien te derrotó en una justa pelea, no querrás repetir ¿No? – Sveta se paró cerca, muy cerca de él y podría jurar que saltaban chispas de sus ojos mientras se enfrentaban.
- Eso fue cuando éramos niños, ahora lo veo difícil.
- ¡DE TODAS FORMAS! – Connie los separó y sonrió con encanto a ambas partes – estamos aquí para pasarla bien y para que Gabi conozca lo que es una verdadera fiesta en la alta sociedad.
- Como es eso… ¿ Nunca has ido a una fiesta como ésta? – Klaus me miraba extrañado.
- Pues… no realmente.
- Es de clase media – Sveta se apoyó en el hombro de Klaus – ya sabes… normalita.
- Eso ha sonado desagradable Sveta – Klaus la miró serio – pues entonces sea usted bienvenida señorita a la alta sociedad – agarró mi mano y la besó cual príncipe de cuentos de hadas. Me sentía como… - Cenicienta, ese será tu apodo de ahora en más – él terminó riéndose y las chicas se entusiasmaron.
- Sí si, parece Cenicienta – Sveta miró a Connie – Gia sería la madrastra, Sophie y yo las hermanastras y tú mi querida Connie ¡Hada Madrina!
- Pero yo no fui quien le pasó el vestido, esa fue Sophie.
- Da igual, tu calzas más en el papel – Klaus la miró con ternura y le esbozó una sonrisa.
- Pues sí, es como ser Cenicienta por una noche – sonreí también y el ambiente se volvió mucho más ameno.

Un rato después se unieron amigos de Klaus a la conversación, Gia y Sophie hicieron su aparición y todo iba viento en popa ¡Por fin podía conversar tranquilamente! Me sentía muy cómoda.

Pasó un buen rato y los adultos decidieron marcharse para que los jóvenes disfrutaran. El hermano de Klaus, Viktor, cumplía su mayoría de edad y por lo que decían la fiesta sería una de esas que no se olvidan.
Los músicos se despidieron y la multitud les aplaudió. Viktor se acercó a la tarima, tomó el micrófono, pidió un último aplauso para los músicos y luego añadió.

- Chicos y chicas. Hoy es un día muy importante para mí, he cumplido la mayoría de edad y con esto quiero… - Todos aplaudían y le vitoreaban - … retomando el discurso, quiero contarles que he decidido que terminado el año de estudios iré a Alemania a seguir mi carrera de ensueño – las chicas comenzaron a suspirar y a gritarle que no se fuera – calma chicas, volveré convertido en un excelente economista. Pues ya, a lo que vamos… he traído al mejor DJ joven del país para que esta noche les sea inolvidable ¡CON USTEDES DJ B-Happy!

Un joven de unos 20 años subió a la tarima y lo reconocí al instante, Gonzalo, o DJ B-Happy, era el hermano mayor de uno de mis mejores amigos en mi ciudad natal. Agarré mi celular y le mandé un mensaje “Tomás tengo muchas cosas que contarte, pero lo más importante es que estoy en una fiesta muy elegante en la que tu hermano es DJ, besos, hablemos por Skype mañana”.
“buenísima, mándale saludos que ese no se ha aparecido por la casa de hace rato, hablamos mañana”.

El DJ comenzó con dance-electrónica para motivar rápidamente a la gente y muchos salieron a bailar, del grupo en el que yo estaba Sophie y Sveta no fueron la excepción y fueron con dos amigos de Klaus a la pista. El resto nos quedamos conversando por un rato más hasta que se animaron a bailar y yo, como mal tercio, me quedé sentada en una de las mesas.

No puedo decir que me sentía mal por estar sola, nadie me conocía así que era como obvio que eso pasaría, pero me entretenía mirando a Gonzalo haciendo sus cosas con tanta pasión. Movía perillas y sus vinilos, ajustaba el volumen y el ritmo. Se notaba a lo lejos que le encantaba lo que hacía.

- ¿No bailas? – Klaus me tocó el hombro y me sobresalté.
- ¡Ah! Me asustaste.
- Se nota, tenías la mirada perdida en un universo alterno – nos reímos ante el comentario.
- La verdad si… estaba sumida en mis pensamientos y en Gonzalo.
- ¿Gonzalo?
- Ah sí, el DJ, es hermano de mi mejor amigo.
- ¿Coincidencias ah?
- Algo por el estilo – no pude evitar reírme y Klaus me sonrió.
- Entonces Cenicienta… ¿Le gustaría compartir un baile conmigo y el resto del grupo? No me gusta ver a mis invitados excluídos – Este chico tenía una habilidad con las palabras impresionante, muy buen anfitrión a mi parecer.
- Difícil negarse con esas palabras – Klaus tomó mi mano y me llevó a la “pista”.

Al parecer esta noche no sería para nada mala...

martes, 16 de julio de 2013

Esas cosas que a una la sacan de quicio... Parte 1. La calle.


Hoy discutiremos sobre esas pequeñas cosas que a una mujer con carácter terminan volviéndola casi loca... enagenada, tirando fuego por la nariz, los ojos, las orejas! Saliendo humo de la cabeza...

Empezaré primero por explicar... ¿Por qué sólo las mujeres con carácter? Por que simplemente mis queridas amigas (sonó un poco como elemental mi querido Watson), las chicas que no lo tienen, no se preocupan por esas cosas, realmente no se dan cuenta de esos detalles y es porque además de eso, esas chicas tienen una gran virtud... PACIENCIA, que una chica con carácter, generalmente... no tiene.

Una mina con carácter, sabe lo que quiere, como lo quiere, y lo quiere ¡YA!, sin rodeos, sin hablar de más. Sin necesidad de gastar más tiempo, más aire y más energía de la necesaria... Generalmente para ellas, las respuestas, porque sí y porque no, existen y son tan válidas como cualquier otro tipo de respuesta.

Ahora lo entretenido...

A quién no le pasa que va caminando, apurada por la calle y...

1. Aparecen esas típicas señoras de edad, pero que aún no llegan a ser adultas mayores, pasadas de peso, que comadrean como si el mundo se fuera a acabar en sólo unos minutos... ¡Pero caminando a 1 km por hora po weon, y ocupando toda la vereda!

- ¡¡¡Toda la puta vereda!!! ¿Qué les pasa? y lo peor de todo es que se mueven "inconcientemente" justo, PERO JUSTO, para el lado donde las vas a "pasar" y te bloquean el paso, una y otra y otra vez. Esos son los momentos en que generalmente una piensa "Estúpido Murphy y sus estúpidas leyes de #$%&/()(/&%$# " (Admítanlo, todas decimos eso). Y si no te bajas a la calle para "pasarlas" y seguir tu camino, de tu boca sale un incómodo y tajante "PERMISO." (Si, con el punto) interrumpiéndolas y pasando por el medio. Lo peor de todo es que después de eso terminas siendo tú la comidilla de esas señoras...

2. Aparece el típico vendedor o vendedora, ofreciendo su producto como si fuera la gran maravilla.

- (¡NO WEON/A, NO!) Es lo que una piensa... pero lo que una dice es... No estoy interesada, gracias.
Como si no tuviéramos suficiente con los "cuenteos" de los que nos "jotean" o del pololo y sus excusas por llegar tarde o no poder asistir a tal o cual evento. Tener que aguantar un discurso lavacerebros es lo último que deseas en la vida. Menos cuando se trata de un producto que no necesitas y que sabes bien que jamás usarás ¡¡En tu vida!!

3. Aparecen los Hare Krishna.

- ¡¡¡DIOS!!! ¡¡Pero que rayos les sucede!! no tengo nada en contra de su pensamiento ni de su forma de creer. Pero, por favor. ¿Vender libros a $1000, para beneficiar a su iglesia? ¿Y tratar de convencernos de que su fé es la indicada? NO SEÑOR. Menos bla bla, más al grano. Si su libro es interesante y tiene recetas y bla bla bla bien toma ahí están los mil pesos, pero no me hables de religión.

4. Aparece cualquier persona religiosa.

- ¡MÁS DIOS! Esto es peor que los jóvenes de Hare Krishna, al menos ellos te sonríen y son simpaticones, suaves para hablar y dedicados a lo suyo, son amables. ¡ESTA GENTE NO! Te pisotea, no le importa tu opinión, sólo ellos tienen la razón y sólo ellos, son de la verdadera fé.
Y dale con el cuento de lo malo, lo bueno, que eres una pecadora, date latigazos, reza el rosario!! ¡QUE NO MIERDA QUE NO! ¡Si existe Dios me amará por como soy, con mis virtudes y mis falencias, porque él me creó así! Y si no creo, no creo y punto, y si creo en otra cosa, a esa cosa le deberé respeto. PERO METETE TUS EXPLICACIONES POR DONDE TE QUEPAN PORQUE A MI NO ME INTERESA TU FORMA DE PENSAR SOBRE RELIGION.

5. El Semáforo...

- Y es que se nos hace eterno... sí... eterno. Esperar esa luz verde... mirar para todos lados... ¡TODOS! y nada que llame tu atención para dejar de contar los segundos perdidos en ese semáforo, y saber que viene otro después y después. Los pensamientos que se cruzan por tu cabeza son: estoy atrasada, no llegaré, ¿Qué hora es?, No recuerdo que este semáforo se demorara tanto... que feo el vestido de ella... semáforo de la %&/&%/>8 , ay que lindo/wákala un perro... ¡Semáforo CULIAOOO!, ¡AH! ¡NO VOY A LLEGAR!, (Agarrando el celular) Cata/Cony/Naty/Cami/Pauli/Ale/Gaby/Feña/Caro/Rach/Dani/Javi/Ana/Chica/Gorda/Flaca/Negra/etc... Guárdame un lado/Avisa que llego tarde/ Invéntame una excusa/Me asaltaron/etc... *Inserte cualquier complemento a la mentira, verdad o requisito anterior* gracias, te quiero, besos chau!

Hasta que cambia y eres feliz... por el momento, ya que luego te encuentras con el semáforo que sigue y se repite el cuento.

6. La gente que pide.

- Ok, tengo que admitir que discrepo con el resto... para mí no es molesto y no me saca de quicio, simplemente me detengo y les paso unas monedas. Son los únicos momentos en los que soy una buena samaritana, y no lo digo por vanagloriarme ni lo hago por asegurarme un espacio allá arriba. No sé por que lo hago, no es por lástima... ni pena. O quizás si me da pena. En realidad no lo sé. Sólo busco en la cartera... es un puto acto reflejo.

Pero hay gente que les molesta esto. Espero opinen si les desagrada o no, lo dejo como una "pregunta abierta".

Capítulo 2: ¿Desagradables?


Ya ha pasado una semana, Connie en verdad es una chica muy agradable, pero no puedo decir lo mismo de su grupo de amigas. Son todas superficiales y no paran de hablar de temas en los que no encajo, pero ella siempre se las arregla para que yo pueda conversar con sus amigas y compartir, cambiando de temas y con su hermosa sonrisa siempre presente. De todas formas las encuentro un poco falsas, como que esas risas y esos cumplidos que les salen seguidos no me saben muy bien… pero quizás son sólo cosas mías… llevo sólo una semana conociéndolas, cuando sepa más de ellas podré decir con certeza si son buenas o no.

El sonido del timbre me sacó de mis pensamientos y una rubia se acercó a mi oído…

- ¡POR FIN ES VIERNES! – apreté mi oreja con fuerza mientras la miraba llena de dolor.
- No chilles tanto Connie, me duele -  

- No olviden que la próxima semana son las evaluaciones diagnóstico – El profesor Derek, de nuestro último ramo el día de hoy, nos entregó una gran sonrisa – No creo que quieran hacer enojar a la profesora Karin así que les recomiendo estudiar… ¡Have a great weekend dear students! – y con un movimiento rápido agarró su maletín, se puso su chaqueta al hombro y salió en dirección a la sala de profesores.

- Amo al profe Derek – dijo Connie con una mirada perdida – amo todo de él y sus clases de inglés… sus ojos castaños, su pelo negro, su nariz perfilada… -
- Das miedo… -
- Pero es muy adulto para mí - su linda cara se desfiguró.
- Ahora das más miedo… - me miró con pena mientras recogía sus cosas.
- ¿No tendrá algún hermano menor? Ojalá que sí… - me reí ante su comentario y ella también.

Agarramos nuestras cosas y salimos de clases, para encontrarnos con sus 3 amigas, Svetlana, Gianfranca y Sophie nos miraban con ansias.

- Hoy tenemos mucho trabajo que hacer – Sophie le guiñó un ojo a Connie y tiró de mi muñeca – Tiene que quedar linda, sí o sí – Gianfranca la miró duramente.
- No creo que se pueda hacer mucho, aunque la mona vista de seda, mona queda – Gianfranca y Svetlana rieron con fuerza mientras Sophie y Connie rodaban sus ojos.
- ¿Se puede saber qué es lo que planean? –
- Hoy vamos a ir a la fiesta de cumpleaños de uno de los chicos más lindos de nuestro colegio - Gianfranca me giró y me dejó frente a ella – es también uno de los más populares y sus fiestas son super ultra conocidas en la ciudad, o sea ¡Lo más high de lo high! –

Svetlana me apuntó con un dedo acusador – ¡Pobre de tí si nos haces quedar mal! – El pulso de su dedo se hacía cada vez más inestable con la ansiedad - ¡Es por eso que hoy tenemos que arreglarte y enseñarte lo básico! – No sé porqué pero esa frase… enseñarte lo básico, me sonaba a que se repetiría muchas veces por un tiempo… terminé riéndome y mirándolas.

- Entonces déjenme decirles que les haré las cosas más fáciles porque yo no voy a fiestas, prefiero quedarme en casa -
- ¡Eso sí que no! – Connie me volteó hacia ella, tomando mi brazo – Tú vas a ir a esa fiesta te guste o no, tómalo como tu presentación a la sociedad –
- ¿A la sociedad? – Connie se tapó los ojos y agachó la cabeza en tanto las 3 chicas restantes me miraron, bufaron y entornaron los ojos.
- ¡Por supuesto, o sea DAAAH! – dijeron al unísono. Gianfranca me tomó de la muñeca y arremetió hacia la salida.
- Se acabaron las preguntas y se acabaron los polerones feos con gorros que te hemos visto usar en tus ratos libres… - cada paso que daba era más largo que el anterior y mucho más veloz – se acabaron tus revistas de… deee… -
- Comics, mangas –
- ¡Whateeeeever! Se acabaron por ahora, hasta que estés lejos de la fiesta y encerrada en tu casa… como a las 3 de la mañana –
- Bueno, pero tengo que avisarle a mis padres –
- ¡Hellooooo! O sea… ¡Qué onda? ¿Tienes que avisarles? –
- Sí, y darles los datos de donde estaré, etc… para que no se preocupen –
- Uff ¡UFF! – Gianfranca empezó a hiperventilar - ¡Connie! – Connie la abanicó un poco con un cuaderno mientras se reía.
- Gia, eso te pasa por hacer las cosas sin planearlas – me miró – podemos decirle a tu papá ahora que nos viene a buscar -
- Sí… y de paso voy a mi casa a buscar ropa –
- De eso nada, no creo que tengas ropa de diseñador en tu casa como para que te presentes a la fiesta de gala de hoy… - Gianfranca me miró y luego repasó a Svetlana y a Sophie – Mmmm… - Me puso entre las dos y analizó algo más – Sveta es mucho más alta que tu así que su ropa no te quedará, pero Sophie es tan alta y delgada como tú así que… -
- Yo le prestaré algo de ropa entonces –
- Y Sveta tendrá que pasarte un par de zapatos, porque Sophie tiene los pies más pequeños que tú… -
- ¿Cuánto calzas enana? – Svetlana o Sveta, da igual, me miró hacia abajo, su perfecto metro ochenta y porte maniquiesco (Sí, de maniquíes, de esos de tiendas de ropa cara… muy cara), su pelo largo y liso colorín, tez clara, ojos azules y su postura me daban una clara señal de superioridad – Porque yo calzo 37.
- Igual – fue mi corta respuesta, sintiéndome un poco apabullada.
- Entonces sí, Sveta, sabes que tengo un excelente ojo para estas cosas –
- Sí – la miró con una pequeña sonrisa – Y también sé que tu futuro está en la moda y las pasarelas.
- Puede ser – ambas se rieron.
- Gabi – Connie apuntó a un auto al fondo - ahí está tu papi.
- Cierto ¿Nos vamos? –
- Claro –
- ¡QUE NO SE TE ARRANQUE! – Gritaron las 3 restantes entre risas.
- ¡NOS VEMOS EN 30 MINUTOS MÁS EN TU CASA ESE DIAMANTE EN BRUTO TIENE QUE SER PULIDO HOY! – Gianfranca sacó su libreta, la ojeó un poco, revisó su reloj y volvió a levantar la cabeza – ¡Y APÚRATE QUE EN SÓLO 2 HORAS MÁS TIENE SESIÓN CON MI ESTILISTA! -

- ¿Estilista? Tienen que estar bromeando – le dije a Connie acercándome al auto.
- Cariño, cuando se trata de moda, fiestas y alta sociedad, NADA, ABSOLUTAMENTE NADA como eso, es una broma – me guiñó un ojo mientras mi padre le abría la puerta del auto negro, un maravilloso Jaguar – Hola Sr. Romeu.

- Buenas tardes señorita Vaughn.
- ¿Por qué insiste en decirme así?
- Porque soy un empleado, señorita.
- Hola pá.
- Hola hija – me dio un abrazo y un beso.
- ¿Pá? Se dice papito – Connie fruncía el ceño.
- Nah… se dice pá – Rodó los ojos al momento en que se sentaba.
- Gabi – Me pasó un par de billetes – Eso es para que vayas a casa, yo no puedo llevarte hoy, tengo que pasar por mi jefe a las…
- No se preocupe Gonzalo – Connie salió del auto – ¡Hoy tenemos planes! Iremos de fiesta con Gabi y disfrutaremos mucho, de hecho de eso queríamos hablar con usted en el trayecto – Connie le explicó a mi padre todo lo que haríamos, donde estaríamos y todo lo que planeaban hacer conmigo en un río virtuoso y sin fin de palabras que le llegaban a mi padre con demasiada avidez como para procesar toda la información. Casi golpeándolo a cachetadas.

- Entonces ¿Piensan salir?
- Por favor papá – le dije una vez rendida, ya que con ese discurso me quedó claro que iba a ser imposible que Connie o las chicas se detuvieran.
- Tienes que llegar a la casa como máximo a las 2 de la mañana.
- Ok.
- Nada de beber alcohol.
- ¿Puede champaña? – Connie parpadeó lentamente en tanto ponía sus manos en súplica y se apegaba a mi padre como típica niña pequeña que le pedía a su padre una mascota.
- Si, puedes champaña pero no mucha.
- ¿2 copas?
- 2 copas y nada más, sólo para salir de los brindis airosa, nada de cigarros ni de cosas raras, estás advertida.
- No te defraudaré.
- No lo harás porque yo tampoco te lo permitiré – Connie se enganchó a mi brazo – el alcohol a nuestra edad arruinaría nuestro perfecto cutis y mañana nos veríamos horrorosas, el cigarro mata tus pulmones y los deja negros y asquerosos… ¡Iiiiiiuuuh! De sólo pensarlo me da asco – Mi padre se rió bajito – ¿Tengo razón o no?
- La tiene señorita – Yo simplemente lo miré. Esas risas bajitas de mi padre siempre son con otro sentido, no me malinterpreten, no es un doble sentido… él sabe que quizás Connie diga esto ahora, pero luego de un tiempo va a beber alcohol, como todos los que llegan a adultos. Eso fue lo que me dijo la primera vez que tomé un sorbo de cerveza, la que por supuesto escupí con asco, y en esa ocasión también se había reído bajito – Sin embargo, a su edad muchos ya están bebiendo alcohol, me parece muy bien su decisión.
- Hay que ser inteligente en esta vida – Connie volvió a acomodarse en el auto - ¿Nos vamos? – y sonrió nuevamente.
- Como usted diga.

Partimos en dirección a casa de Connie… ¿Casa? Perdón, quise decir… MEGA CASA… ella me aclaró que no es una mansión, que no cumple con los requisitos, que es más pequeña, pero aún así me parece enorme.
Llamó a una de las señoras del aseo y le pidió algo de té y unas tartaletas para alimentarnos mientras me miraba y buscaba entre sus joyas.

- Tienes el cuello largo y eres esbelta, un collar corto se te vería muy bien, si fuera muy largo alargaría aún más tu cuello y te verías desproporcionada – seguía buscando con impetuosidad y sacaba de vez en cuando algunos collares de su tocador de joyas – los dejaré todos a la vista para que podamos elegir el que mejor te quede con los vestidos que traerá Sophie – abrió otro compartimiento del tocador – aros… no se nos pueden olvidar – luego levantó una “pseudo tapa escondida” de la parte superior del mueble – pulseras y anillos por si acaso, ahí veremos lo que te queda mejor, aunque sólo basta con el collar y los aros para tener un toque sencillo y a la vez sofisticado.

Yo sólo podía mirar estupefacta.

- Creo que ya estamos listas.
- Señorita, sus amigas llega…
- ¡CON PERMISO! – Gianfranca movió a la joven sirvienta hacia el lado como quien levanta un colchón y lo acomoda contra la pared, era muy cómico la verdad – Sophie, trae esos vestidos para acá.
Pude ver como un hombre joven, de ropas estrafalarias mandaba a otro a empujar un rack con 20 vestidos de fiesta al tiempo que Sophie entraba a la habitación.
- Cariño, éstos son sólo alguno de los vestidos que tengo para ti, son 20 exactamente, traje a mi diseñador para que les haga arreglos si es necesario.
- Esto es ridículo…
- ¡TSCH! – El joven me miró indignado mientras se llevaba un dedo a la boca para hacerme callar – Oye normalita – segunda vez que me dicen normalita – a ti te parecerá ridículo, pero esto es arte.. es ¡HAUTE COUTURE! (Alta costura) – Las chicas me miraban con reprobación – Es el arte del buen vestir, de días de trabajo en costura perfecta, para hacer que tu cuerpo se vea perfecto –
- Giglio, aunque le sigas explicando no va a entender – Sveta volvió a mirarme con desdén – Como ya te dije, es de la gente común.
- ¿Es acaso algo malo ser de la gente común Sveta? – la miré indignada.
- Por supuesto que no – Sveta se giró hacia mí con determinación – pero tú no has vivido esto, no tienes idea de lo que se trata ser de la alta sociedad. No se trata sólo de verse bonita, es algo que va más allá y para eso necesitas años de conocimiento y práctica, ya que de la noche a la mañana no aprendes a utilizar todos los servicios ni todas las copas ni la función de cada una de ellas en una cena glamorosa, por ponerte un ejemplo – Sveta se giró nuevamente hacia el diseñador – Ni tampoco aprendes los tipos de tela, la que te queda mejor, los buenos cortes, el sentido del hilo en las costuras que permite la buena caída de la tela – agarró una parte de un vestido y lo acarició - ni cual de todas ellas es la precisa para una temporada, para ti sería simplemente tela gruesa en invierno y delgada en verano… ¿Me equivoco?

Menos de un minuto y me dejó con la boca cerrada – lo siento.

- No te preocupes, es normal que la gente actúe de esa forma con respecto a cosas que ustedes llaman “banales” o “sin sentido”, más aún cuando se les enrostra su falta de conocimiento con una simple frase.

Miré hacia el piso avergonzada, yo tenía otra percepción.

- Levanta la cabeza enana – le hice caso y la miré algo insegura.
- Si ella es enana entonces yo soy una pulga – Connie cruzó sus brazos e hizo un puchero.
- Esa información es correcta – Sveta se rió y Connie logró subir un nivel en pucherismo (Sí, un nivel extremo de puchero) – Gabriela, necesitamos que cambies la cara, tienes que escoger un vestido.
- Claaaro… - respondí con desánimo. Sophie agarró las comisuras de mis labios y las estiró, obligándome a esbozar una sonrisa algo ridícula.

- Ánimo, Sveta es así, medio desagradable, pero una se acostumbra y termina amándola, aunque sea ruda ¿Cierto chicas? – Gia y Connie asintieron – Vamos escoge, son todos perfectos para ti.
Observé con paciencia cada uno de los vestidos. Me encontré con uno precioso color amarillo dorado y un detalle negro en el hombro derecho.
- Me gusta este – lo señalé de entre todos.
- Vaya, la enana tiene buen gusto.
- Tengo nombre.
- Recapitulo; ¡Vaya! Gabriela, la enana, tiene buen gusto – me miró sonriente y al oírme reír ella también lo hizo.
- Chicas vamos muy lento – Gia apuntaba su reloj y golpeaba el piso con el pie repetidamente – Nosotras también tenemos que arreglarnos.
- ¡Eso es cierto! – Connie me arrastró atrás de un biombo – ¡Póntelo ya!

Me puse el vestido lo más rápido que pude y Connie me ayudó con el cierre. Gia se acercó a mirar y luego levantó la mano para que se viera por el biombo.

- ¡Giglio! Hay que ajustar la cintura… es más estrecha que la de Sophie.
- Enseguida cariño, mientras yo avanzo pruébense sus vestidos ¡José! ¡Dile a mis amores que entren los otros racks inmediatamente!

El hombre en cuestión asintió y salió de la habitación. En menos de lo que pensaba traía los vestidos para las chicas: 3 racks diferentes con 30 vestidos cada uno y, a cargo de cada uno, un hombre.

Luego de una hora y ¾, estábamos todas bien con nuestros vestidos, zapatos y accesorios. Gia volvió a mirar la hora y miró a Svetlana impaciente.

- ¿No se suponía que tu maquilladora debería estar aquí ya?
- Está esperando afuera – Svetlana la miró por sobre su hombro.
- A mí no me das esas miraditas Sveta ya lo sabes – Svetlana suavizó su mirada.
- Es la costumbre.
- ¡Ana! Haga pasar a las señoras por favor.
- Como usted diga señorita Vaughn.

Por la puerta de la habitación entraron dos mujeres fabulosas. Una con un carrito lleno de maquillajes y pinceles y la otra con el mismo carrito con muchos productos para el pelo, pinzas y cepillos. Fue algo tortuoso, pero después de una hora estábamos todas listas.

- ¡Ok! Es hora de que te veas en el espejo enana – Sveta me agarró suavemente por los brazos y me movió hacia un lado de la habitación con un gran espejo – ¡Ni tu madre te reconocería!
- Tienes razón – la persona que veía ante mí era mucho más hermosa de lo que yo estaba a acostumbrada a mirar frente al espejo – Me encanta Sveta… ¡Gracias chicas! – Si esta fuera una historia Disney, definitivamente sería Cenicienta y las chicas serían mis hadas madrinas.
- ¡Sin emocionarse! – Sophie me miraba con preocupación al tiempo que unas lágrimas de emoción comenzaban a salir de mis lagrimales – Se te puede correr el maquillaje – y con una seña a la maquilladora ella se acercó y me las secó rápidamente para retocar un poco mi delineador.
- ¡ENTONCES ESTAMOS LISTAS! – Las chicas gritaron de emoción y se abrazaron.
- No te quedes ahí parada – Gia me agarró de un brazo y me atrajo al grupo – únete al super abrazo.

Definitivamente huecas y definitivamente amorosas. Me iba a costar un tiempo acostumbrarme a sus comentarios y acciones de color rosado, pero me sentía querida… aún con tan poco tiempo de conocernos.

- Señorita Vaughn – Ana, la sirvienta personal de Connie, se acercó a nosotras – la limusina de la familia Di Marino espera.
- ¿Tus papás mandaron una limusina Gia?
- Por supuesto ¿Cómo crees que íbamos a llegar a la fiesta? ¿A pié? 
- No pero…
- ¡Ay! A nuestra bebé le falta tanto todavía – Sophie me miraba con una ternura fraternal.
- Ya irá aprendiendo – una risita cautivadora salió de la boca de Connie.
- Vamos, no queremos llegar tarde ¿O sí?
- Por supuesto que no Sveta, por supuesto que no.

Y así, nos subimos a la limusina para “emprender nuestro viaje” a la anhelada fiesta.