Nos
cambiamos de casa en febrero de este año, por el trabajo de papá, le ofrecieron
trabajar como el chofer exclusivo del superintendente de producción de una
importante empresa minera, por lo que tuvimos que mudarnos a otra ciudad, a una
casa que nos entregaba la empresa.
Nuestra
nueva casa, si bien era de un estilo moderno y recientemente construída; era modesta, porque mi familia
lo era. No teníamos grandes lujos, pero si un pasar decente.
Quizás sea un poco desagradable lo que voy a
decir, pero no soporto a los hijitos de papá o de mamá. No es porque ellos
tengan lo que yo deseo, es más que nada porque no saben valorar las cosas. Lo
único que saben es despilfarrar… y saber que tendré que presentarme hoy en un
colegio lleno de ellos es… completamente desagradable.
¿Quién
soy yo? Mi nombre es Eulalia Rojas… jajaja, por supuesto que no… me llamo
Gabriela Romeu Sáez, así mismo, Romeu… nada que ver con Romeo. Soy una chica
promedio, no destaco en ninguna materia y soy normal para los deportes. Soy
delgada, por suerte, pero no tengo ningún atributo más allá de mis piernas
largas y mi pequeña cintura… ni caderas, ni busto, ni retaguardia. PLANA. Una
tabla. Mis ojos y mi pelo son castaño claros, mi piel es blanca y mis virtudes
y defectos los leerán en el progreso de la historia…
-Hija,
es hora de levantarse – Mi madre me saludó con una sonrisa y el desayuno en
bandeja – Hoy es tu primer día de clases en tu nuevo colegio ¿Estás emocionada?
–
-
No te voy a negar que estoy nerviosa, pero no estoy muy emocionada – le dí un
beso en la mejilla – Gracias por el desayuno mamá -
-
De nada preciosita – me acarició la cabeza y salió de la habitación.
Luego
de una larga ducha y el rico desayuno, ya estaba lista para asistir a clases en
el Berlin Brandenburg International Schule, un colegio alemán lleno de niños
ricos… ¿Lo he repetido mucho ya?
Llegué
media hora antes y miro con incredulidad el portal de la Schule… chic@s, me
encuentro frente a un enorme establecimiento. Y la mismísima palabra se queda
pequeña… es ridículamente gigante. Tan ridículo que debo calcular, por lo
menos, unas 10 hectáreas. Decidí recorrer un poco, con el tiempo de sobra que
tenía.
La
escuela contaba con infraestructura deportiva en la que podía apreciar 2
canchas de football de pasto sintético, una pista atlética de rekortán, un
gimnasio techado con 5 multicanchas y graderías retráctiles, 4 multicanchas
exteriores con pavimento de última generación para tennis, baby football,
volleyball y basketball. Una piscina olímpica temperada y una no temperada, dos
piscinas semiolímpicas temperadas para los más pequeños, salas de máquinas y un
CAR (Centro de Alto Rendimiento) completamente equipado. Suficiente para crear
dioses de los deportes.
Sin
embargo en ciencias y tecnología tampoco se quedaba atrás. Tenía 3
laboratorios; uno para Biología, otro para Química y el último para Física.
Tenía 3 salas de tecnología con incontables computadores de última generación,
2 laboratorios lingüísticos multimediales para inglés y 2 para alemán, un
centro meteorológico, donde los alumnos podían hacer estudios climáticos, su
propio observatorio y wi-fi ilimitado, en todo el colegio.
En
el caso de las artes y la cultura, que es lo que más me gusta, tenían una
Biblioteca moderna de 3 pisos… (¡TRES PISOS! ¡TRES PISOS DE LIBROS SÓLO PARA
MÍ!) Sectorizada por nivel y edad. Una sala de Teatro y una de Cine con
capacidad para 1000 butacas cada una, un Anfiteatro al aire libre, 2 salas de
Música con cuanto instrumento y marca se me podía cruzar por la cabeza (¡OH MY
GOD ACABO DE VER UN PIANO KORG C720! ¡CADA UNO VALE 1.500.000 Y NO ES EL ÚNICO
QUE VEO EN LA SALA!) y 3 salas de exposiciones.
Por
último estaba el Ökologische Anreiz (Desafío Ecológico), el cual había sido
propuesto por Ex-Alumnos de la misma Schule; más de 4000 especies diferentes de
árboles plantados como método de reforestación zonal, áreas verdes, jardines,
paneles solares y bombas de calor para el agua caliente, sistema de iluminación
inteligente, postes fotovoltaicos, entre mil cosas más…
Es
un sueño hecho realidad. Me pellizco para verificar si estoy despierta… lo
estoy.
Suena
la campana que indica el inicio de mi primer día de clases. Me dirijo al salón
de Matemáticas I, para asistir a mi primera clase un Lunes por la mañana…
Tengo
15 años, voy a segundo y no entiendo este método de no tener una sala para
todas las clases. Estoy perdida. Miro a todos lados, en busca de una respuesta…
¡Un lo que sea! ¡Por último un letrero con un mapa que me señale con el
estúpido “Usted está aquí”!
-
Hola… disculpa – le toqué el hombro a un chico, que me dió una mirada gélida -
¿Sabes dón… -
-
No – fue su tajante respuesta. Lo miré atónita mientras él se daba vuelta y
seguía hablando con sus amigos.
-
Uff… que desagradable – me giré sobre mis talones para salir de allí cuando fui
interrumpida.
-
No le hagas caso, es un témpano – Una chica, un poco más baja que yo, con unos
lindos rulos rubios tipo princesa Disney y unos enormes ojos verdes me agarró
del brazo - ¿Eres nueva? ¿Cómo te llamas? ¿A qué curso vas? -
-
Eh… Sí, Gabriela, Segundo – Ella se rió suavemente, con una elegancia que me
dejó helada.
-
¿Qué clase tienes? –
-
Matemáticas.
-
¿En la I?-
-
Sí.
-
Qué agradable, entonces te toca conmigo, y la sala es la de allá al fondo. Su
sonrisa era impresionante… parecía de comercial dental. En realidad, ella
entera parecía modelo de comercial.
-
Muchas gracias –
-
No tienes nada que agradecer –
Entramos
a la sala y nos sentamos juntas. Connie Vaughn me explicó todo el sistema de la
Schule y también me comentó sobre la profesora que ingresaba en ese momento a
la sala…
-
¡GUTEN MORGEN! –
-
¡Guten Morgen Lehrer! – respondieron los alumnos poniéndose de pié.
- ¿Guten qué? – le susurré a Connie.
-
Guten Morgen Lehrer, buenos días profesora en alemán – me respondió bajito.
-
Como sabrán soy su profesora jefe y su profesora de matemáticas – los alumnos
murmuraban bajito – Mi nombre es Karin Diermissen – un par de alumnos se rió al
fondo de la sala - ¡Ustedes dos adelante! – los chicos se miraron atónitos y se
acercaron a la profesora – soy una mujer exigente, tendrán respeto de mi parte
si ustedes se comportan respetuosamente – la profesora se acercó a los jóvenes,
les tomó por la nuca y los agachó, dejándolos en un perfecto ángulo de 120
grados – Mantengan la pose por 15 minutos, quiero silencio y 120 grados, faltan
a alguna de las órdenes y se quedarán 15 minutos más –
Todos
la miraron con terror.
-
Obtendrán beneficios con mi persona cuando vea progresos, como ya dije, soy muy
exigente con mis alumnos, quiero perfección – nadie hablaba – Exijo silencio en
mis clases, celulares en una cesta que dejaré en la entrada de la sala,
apagados por supuesto, respeto, modales y excelencia, tanto en mi ramo como en
todos los demás.
Todos
los alumnos, yo incluída, asentimos.
-
¿Esta profesora es nueva? –
-
Sí, viene del Hawk’s Eye English College, querían su excelencia académica acá –
-
Dios… -
-
Ya que me he presentado, les toca a ustedes… -
Uno
a uno los alumnos fueron presentándose y, con cada presentación, más me sentía
fuera de lugar… eran chicos con mucho dinero, hijos de gerentes, sucesores de
empresas, hijos de modelos, de famosos, fotógrafos, artistas, músicos, actores,
políticos… y yo, hija de un chofer…
Esto
se iba a poner bueno.
-
Señorita… su turno –
-
Sí, eh… mi nombre es Gabriela Romeu, tengo 15, y… y… eso… -
-
Pésima presentación, que quiere que le diga… -
-
Uhm… bueno, soy nueva en este colegio, me fascina leer –
-
Suficiente, siguiente –
-
Mi nombre es Connie Vaughn, tengo 15 años, soy excelente en matemáticas, física
y química, soy hija de Arnold Vaughn, superintendente de Minera El Dorado y
Anne Müller, dueña de las Joyerías Müller –
-
Bien, siguiente –
La
hora avanzó rápido entre las presentaciones, las cuales encontraba ridículas
con las menciones de trabajo de los padres y la clasificación de poder de cada
alumno. Miré a Connie con algo de inseguridad, ella me respondió con una
sonrisa nerviosa.
Luego
de unas explicaciones más de la profesora llegó la hora del término de las
clases. Connie me agarró del brazo y nos dirigimos a uno de los jardines.
-
No te sientas mal, las cosas son así por aquí –
-
Si, me dí cuenta de que todo se trata de poder –
-
Más o menos, esta escuela está rodeada de hijos de gente poderosa en la zona… y
el país –
-
Ugh… -
-
Ya, ya… sin caritas… se nota que no estás acostumbrada a esto –
-
¿Uh? –
-
Si, de partida, no tienes ninguna joya fina, no vienes con un peinado
elaborado, ni las uñas pintadas, ni cartera o mochila de diseñador, eres
normalita – Connie se rió – Este no es tu mundo –
-
Pues no –
-
¿Qué hacen tus papis? –
-
Mi mamá es dueña de casa y mi papá es chofer en la minera donde trabaja tu
papá, lo transfirieron hace poco –
-
¿En serio? – me miró un momento y luego sonrió – entonces tu papá es el nuevo
chofer del mío ¿Vienen del sur no? –
-
Ehhh… pues si… -
-
¡Ay! Espero que nos llevemos muy bien entonces – su sonrisa se ensanchó aún
más.
-
Lo mismo digo – le sonreí de vuelta y luego reímos.
El
resto de las clases nos sentamos juntas y compartimos el tiempo en recreo,
junto al grupo de amigas de Connie.
Por
la tarde, de vuelta en casa, agarré mi diario y me puse a escribir.
Noustaja.-